Oratorias
28.03.2014 00:00Les comparto una oratoria sobre "Justicia electoral" y un trabajo escolar sobre "Como mejorar el país", debido a que mi educación hasta bachillerato ha sido en Méjico, los textos se centran en la situación de tal país.
Eso no evita que puedan identificar situaciones similares y aplicables a la situción que los rodee, así que adelante.
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ORATORIA IEQ (Santiago de Querétaro, 2011) (Justicia Electoral)
Hoy día, se considera a la democracia como único sistema político correcto y admisible. Claro está, que al hablar de democracia se hace referencia exclusivamente a la democracia inorgánica, despreciando o ignorando otras formas de participación directa de la sociedad en el gobierno, como es la democracia orgánica. Hoy la democracia es casi identificada con una doctrina moral, sustituyendo cualquier otra o supeditándola a ella.
El mecanismo fundamental de la participación de la sociedad en el gobierno en una democracia, como todo el mundo sabe, es el sufragio.
Pero para hablarles del tema que escogí, justicia electoral, no lo haré desde una perspectiva legal sino desde un concepto primigenio, anterior incluso a la codificación de las leyes: la justicia natural o genérica, aquella que busca la justicia social y el bien común, y me centraré especialmente en la circunstancia de nuestro país.
La democracia posee una injusticia de base, que es considerar la opinión de todos por igual, cuando la opinión, que casi es sólo una inclinación o un capricho ligero, es generalmente lo más alejado de la sabiduría y la verdad; lo que se debía buscar y valorar verdaderamente es el criterio formado con el estudio y un análisis sosegado y libre de prejuicios y falsa información; porque sino valen lo mismo el voto de aquel ciudadano comprometido, que se preocupa por el bienestar del futuro de la nación, y el de esa persona que unas horas antes de votar golpeó a su mujer, asesinó a alguien, vendió droga o simplemente lo hace con el voto comprado.
Otro problema para poder alcanzar la justicia en las elecciones es la manipulación torcida e inmoral de propaganda manejada con ánimo de engañar, e incluso, la manipulación de la voluntad individual del voto a través de la violencia física y moral de las personas; si no, que se lo pregunten a Vasconcelos, cuando sus seguidores eran perseguidos y asesinados por el partido de su opositor Cárdenas, en las calles, en mítines, y en las propias filas de votación, y además se permitían robar y destruir las propias urnas, lo que obligó, en peligro de muerte, a exiliarse a EE. UU. a Vasconcelos.
Una anécdota más cercana a mí, una que me contó mi madre. Hace aproximadamente 37 años, en el Distrito Federal, una colonia se puso de acuerdo para votar todos por Cantinflas en una casilla, pero ¡oh sorpresa! Ganó por fulminante mayoría un partido político.
Desde luego, no tenemos que irnos tan lejos para observar la presión de los partidos sobre la voluntad de los votantes. En las últimas elecciones en Querétaro, hace a penas poco más de año y medio, se violentaba la voluntad de los votantes con falsas promesas, amenazas, o dinero. Incluso se pagó a los representantes de casilla para que no apoyaran en las elecciones al partido con el que se habían comprometido.
Por tanto, no podemos hablar estrictamente de justicia electoral hoy sin faltar a la verdad o alimentando una frívola demagogia de interés personal y de partido. Y no podremos acceder a una verdadera justicia electoral ni social mientras la miseria económica y la corrupción moral y política se señoreen de nuestro suelo y de nuestra vida.
Si queremos alcanzar una verdadera justicia electoral debemos ser muy exigentes con la formación de nuestro criterio; liberarnos de nuestra complaciente tibieza, de nuestra cobardía y del mezquino egoísmo al que lleva el interés personal, e introducirnos con firme voluntad en la vía del altruismo generoso que busca el bien común y la justicia social.
No por ello debemos olvidar que han habido avances en la justicia electoral, como lo muestra la existencia del IEQ que hoy nos convoca; pero no debemos ser complacientes, debemos seguir avanzando.
Presumo que no ganaré este concurso, ya sea por mis deficiencias o porque mis palabras carecen mucho de la pretendida adulación políticamente correcta, para con ella justificar un sistema que dista mucho de ser bueno. No obstante, quiero aprovechar este foro no para obtener el aplauso fácil del mensaje políticamente correcto, sino para decir la verdad, aunque duela, aunque pese, pues, como diría ese nuevo beato tan querido en nuestro país, mexicano de adopción, Juan Pablo II, la verdad es lo que nos hace realmente libres, y este momento puede ser tan bueno como cualquier otro para arrancarnos las cadenas de la mentira, y adentrarnos firmemente por el camino de la verdadera justicia electoral, social y personal, y me satisfago sin petulancia en mi indignación, porque solo es capaz de indignarse aquel que tiene dignidad.
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¿CÓMO MEJORAR A MÉXICO? (Santiago de Querétaro, 2009)
¿No les ha llegado en estos últimos días un correo titulado “si el águila hablara”? Uno de sus párrafos dice así: << Mexicano: Hoy quiero decirte que estoy harta de escuchar tus mismas quejas y lloriqueos desde hace doscientos años: que si los españoles nos conquistaron, que si los gringos nos invadieron, que si Porfirio Díaz fue un dictador y Salinas un ladrón.>>
Otro correo fantástico, con el simpático titulo de MASIOSARE: UN EXTRAÑO ENEMIGO, escrito por D. Juan Miguel Zunzunegui, dice así: <
Nunca se nos ocurre pensar que los problemas de los mexicanos pueden ser culpa de los mexicanos, principalmente porque somos enemigos unos de otros.>>
Buenos [días o tardes], les voy a hablar de lo que quiero dejar para mejorar la nación. Nación es ese pedazo de tierra, cultura, espíritu y personas que conforman una entidad diferenciada. Como se podría deducir de los correos con los que abrí mi oratoria, los principales obstáculos para el desarrollo completo del país son: el egoísmo, la envidia, y los complejos nacionales y personales que nacieron de una educación falseada y manipulada para suprimir la cultura que debería llevar a las personas a formar un criterio propio y verdadero.
Debemos luchar por devolver los verdaderos valores morales de nuestra sociedad, que no son otros que los valores cristianos, auténtica herencia espiritual de la patria. La negación de este principio lleva a la corrupción de una sana relación social, así como a un alejamiento de nuestra tradición cultural fundamental.
¿Y qué tal empezar por nuestra generación? ¿Qué te parece empezar por uno mismo? Lo único que hay que hacer es profundizar en lo que ya sabemos, retomar lo olvidado para crear lo nuevo. ¿Qué tan difícil es volver a nuestros valores, cuando son estos los que desde un principio debieron de forjar nuestra patria y nuestro espíritu? ¿Qué te preocupa, lo que piensen, lo que digan? Yo opino que es mejor seguir el camino difícil que estos te señalan, a seguir a la comodidad humana, al final lo único que lograrías es ser un ente sin juicio propio.
Como diría nuestro ingenioso Cervantes, nuestro por ser de nuestra cultura y de nuestra lengua, nuestro por universal, como la propia doctrina católica, por boca de Don Quijote <
Yo prefiero que digan de mí, como dijo de sí Gutierre de Cetina, muerto en Puebla de los Ángeles:
<
la vida le faltó, no la osadía.»>>